La población de Enterrías, comienza a citarse en el Cartulario del monasterio de Santo Toribio de Liébana, el 9 de agosto de 1284, cuando el prior don Sancho da en renta a Gómez Pérez de la Lama una serna en San Pedro de Montero. Es el primer dato que conocemos sobre un topónimo que significa la existencia de un monasterio en el término de la localidad lebaniega. Es en el año 1316, cuando en otro documento del monasterio de. Santo Toribio, sabemos qué San Pedro de Montero se encontraba en el valle de Cereceda, actualmente municipio de Vega de Liébana, y que los hijos de Gómez de la Lama no cumplieron con el monasterio de Santo Toribio en la entrega anual de la cuarta parte de la hierba recogida en el prado de San Pedro, por lo cual los monjes de Santo Toribio, se ven en el derecho de que vuelva a su propiedad. Por la toponimia de Enterrías, sabemos que pasa junto a la población el río Monterón, que nace en Fuente Larca, por encima del embalse de La Tejera.

Junto al río, existe un monte de roble, donde también hay avellanos, que se llama la Matorrera de San Pedro, donde hasta hace unos años se conocían las paredes ,de la que fue la ermita de San Pedro, que medía nueve por diez metros aproximadamente. Los prados cercanos al puente por donde discurre el río se llaman Monterón. La ermita de San Pedro, se cita en las ordenanzas conjuntas de Enterrías, Vada y, Dobarganes, fechadas en el año 1774. La iglesia parroquial actual, está situada en la parte superior del pueblo. Es de una nave y presenta espadaña sobre la pared del muro oeste.

A la capilla mayor se accede por medio de un antiquísimo arco de medio punto, de toba. Se conserva en el interior una pila bautismal muy antigua. Sabemos que en el año 1752 había en la iglesia una capilla dedicada a Santa Juliana y que habla en el término dos ermitas; San Juan, junto al camino que conduce a Bores, donde se ven restos de las paredes y, San Miguel, que se desconoce donde estuvo edificada. No se cita a San Pedro. En una sierra cercana a la iglesia se conserva el topónimo Sierra Monasterio y, alrededor de la iglesia por su parte inferior aparecieron gran cantidad de sepulturas de lanchas. Este parece que pudo ser el lugar donde estuvo el monasterio de San Pedro de Montero y, posteriormente se edificó la ermita, en las cercanías del pueblo, como recuerdo de su existencia. Pero lo más importante y valioso que se conserva en la iglesia de Enterrías, es una ventana de piedra caliza blanca que hacía de peldaño para subir al coro de la iglesia hasta la restauración de la iglesia, siendo trasladada después al frontal del altar mayor. La ventana, presenta una estrella de ocho puntas en el centro y ocho triángulos en el resto, separados por diversas tallas y líneas, que convergen en la estrella central. Mide 67 centímetros por 58 centímetros y tiene una anchura entre 13 y 14 centímetros aproximadamente.

A la derecha e izquierda de la estrella presenta una inscripción. El 18 de mayo de 1997 realizando un trabajo de Liébana publiqué en el artículo sobre Enterrías, la existencia de la ventana o celosía, donde indicaba que era posiblemente mozárabe, entre los siglos VIII y X y que la inscripción indicaba un nombre Pantebus o Panterus, además de dos letras bien claras, una e y una c. Parece ser que se trata de una celosía prerrománica, como ya aporté entonces, donde se indica el nombre del autor, “Anterus me fecit” y que casi con toda seguridad la pieza perteneció al antiguo monasterio de San Pedro de Montero, citado en el Cartulario del monasterio de Santo Toribio. Además de esta pieza, en la iglesia se encontraba otro trozo de ventana de parecidas características. En el año 1352, Enterrías es parte solariego y parte abadengo, dependiendo los vasallos, de don Tello, en lo solariego y, del monasterio de Santo Toribio, en lo abadengo. Un vasallo, pagaba a don Tello, por el derecho de infurción, media fanega de trigo y, tres vasallos, al monasterio de Santo Toribio, tres panes y una gallina. Posteriormente, en el año 1431, don Pedro, abad de Oña, entrega en arrendamiento a Juan de Barrio, un solar con sus casas en Enterrías, al que agrega dos viñas en Tolina. El 16 de diciembre de 1752, la población era de señorío , perteneciente a la Duquesa del Infantado,

Todas las tierras de llevar eran de secano; unas producían sin intermisión y, otras, necesitaban del descanso de un año. Había prados regadíos y de secano, no existiendo tierras que diesen dos frutos o cosechas anuales. La población contaba con tres molinos harineros, situados sobre el río de Barrio. La localidad tenía entonces 23 vecinos, con 24 casas habitables; una, inhabitable y, cinco, arruinadas. En el año 1845, la población tiene diez casas, vecinos y 50 almas. Se producía trigo, maíz, cebada,,garbanzos, habas, patatas, ti-tos, arvejas y, hierba. Había un molino harinero que trabajaba tres meses al ario.

El pueblo de Vada, aparece en los documentos medievales en un documento fechado en el año -1256, cuando García Ordoñez, dona una viña al monasterio de Santo Toribio, pero de una forma más clara aparece en dos documentos del año 13.16; en uno de ellos, entre las heredades del monasterio se cita a Mari Martine de Uada y, en el otro, figura una mujer, Urraca, como natural de Vada. En el año 1352, Vada, es parte solariega y parte abadengo. En lo solariego, depende de don Tello y, en lo abandengo, del monasterio de Santo Toribio de Liébana. En el año 1845, Vada, pertenece a la diócesis de León, y se nos dice que se encuentra situada en la confluencia de tres arroyos que se unen dentro del pueblo, combatido por los vientos del norte y oeste. Tiene diecisiete casas reunidas, excepto una; una escuela elemental completa, a la que asisten treinta y dos niños y niñas de los pueblos de Bores; Toranzo, Enterrías, Vejo, Pollayo y, Villaverde, por todo el año, pero los de Ledantes y Barrio solo desde primeros de mayo has-ta finales de octubre, siendo la dotación del maestro de mil cien reales, que pagan los vecinos. La iglesia parroquial, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Piedad, donó un anejo en el lugar de Pollayo, servida por un cura párroco de presentación del Duque del Infantado.

Entre el arbolado existente en el pueblo, destaca el nogal, y la población la bañan los arroyos mencionados; uno, baja de Vejo, teniendo origen en el puerto de San Glorio; otro, nace en Riofrío, y viene por Ledantes y Barrio y, el tercero, que es un arroyo pequeño, proviene de Enterrías. Sobre el río Vejo hay un puente de piedra dentro de la población (aún se puede contemplar por debajo de un pontón de hormigón). El correo se recibe de Potes por valijero los martes, viernes y domingos, y sale los lunes, jueves y sábados. La producción es principalmente de trigo, centeno, cebada, garbanzos, legumbres y, frutas de calidad. La industria la componen cinco molinos harineros en decadencia. La población se compone de 17 vecinos y 76 almas. En el año 1900, Vada, contaba con 17 edificios habitados, con una población de derecho de 82 habitantes.